martes, 3 de enero de 2012
Con la mano del Gato
Entre los males nacionales hay que sumar “las cuentas alegres”. Los tecnócratas de la UP sacaron cuentas alegres en 1970 y miren lo que pasó. Y los estrategas políticos de este gobierno en 2010, con terremoto y mineros. Las siguen sacando, los pobres, al apostar a una pérdida de momentum del movimiento estudiantil.
Después de leer el artículo de Paul Mason en The Guardian no queda sino compadecer a los optimistas como el rector de la UAI, quien sigue creyendo que el sistema está el descueve. El movimiento chileno es parte de una corriente global, uno de sus nodos, sin ir más lejos. El egresado sin pega, según Mason, es el protagonista de la plaza Tahir, de la puerta del Sol y del Occupy y del movimiento chileno. El estudiante encalillado, el tesista hasta el pico, el ayudante sin otro horizonte que el de profesor a honorarios.
Como en 1848 y 1968, esta generación ha estado sometida desde que nació a un mix mediático distinto al de sus padres. Están irradiados por los símbolos y ahora, gracias a las redes sociales, los saben operar. Son más audaces que los gobiernos en usar la modernidad, están vinculados pero desconcentrados.
La omisión de Camila Vallejo en los personajes del año en El Mer es síntoma del síndrome de cuentas alegres. Muchos quieren creer que Camila es una pesadilla pasajera, un mal rato. Así de grande es el ostracismo, el solipsismo y la claustrofobia elitista. Un buen editor, por Dios, les explicaría a sus lectores conservadores de qué va la cosa, entrevistaría a sociólogos y politólogos.
Curiosamente, el que no está sacando cuentas alegres es el más anodino y ninguneado de los ministerios de la actual administración: el de Hacienda. Monsieur Philip Larraín, a quien interpelamos en estas páginas mediante el recurso a la cumbia villera. Contra todo pronóstico, Mr. Larraín anunció una megaemisión de deuda pública por 6 mil millones. Con esa guita en caja el gobierno anula la discusión por la reforma tributaria (desgastante para su propio sector) y podrá solventar más gasto en educación, planes contracíclicos si la cosa se pone mala y, si realmente son napeoleónicos en esto de l’audace, algo de redistribución vía Junji, junaeb y un largo etc.
Lo brillante de la movida es que será emisión local. Eso anula, y de un plumazo, el temido efecto cambiario y de tasas que implica emitir en el extranjero.
Cortita: el gobierno de Sebastián Pinera les está pidiendo dinero a las AFP para enfrentar el año del descontento. Una novedosa actualización del viejo dicho "sacar las castañas del fuego con la mano del gato".
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Es la misma tecnología que testea nuestra productividad "on line" para compararla contra todos nuestros competidores del orbe es lo que nos tiene "hasta el pico". Es dicir, la tecnología sirve para tumbar sátrapas y para exprimir mejor a trabajadores chinos, indios o chilenos. El árbol del conocimiento de nuevo nos jugó una mala pasada y no hay cómo retornar a la feliz ignorancia. ¿El decrecimiento? Economista Marginal, ilústranos sobre el volón del decrecimiento, please.
ResponderEliminarAh, querido Mauricio, ¿estarán nuestros males anclados en la torpe contabilidad nacional, que no imputa la devastación ecológica, la alienación del trabajador y las externalidades demográficas del neoliberalismo?
ResponderEliminarOjo con gobierno francés, de derecha, pidiendo aplicar tasa impositiva a transacciones financieras. Podría ir por ahí la respuesta al problema de "desinflamar" el obeso sistema financiero mundial. la derecha criolla se va a escandalizar, a Carlos Larraín le va dar un paro!!!
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