viernes, 25 de noviembre de 2011
El Asteroide de la Deuda
Hace 15 años Jean Baudrillard escribió un texto visionario sobre la deuda. Fue a mediados de los noventa, cuando las estatuas de Lenin se habían desmoronado en todo el mundo y los teóricos se apuraban en levantar teorías del fin de la historia. Baudrillard, que ya dudaba de la guerra del Golfo, tomó dos imágenes: la del contador electrónico de Times Square, en Nueva York, que indicaba el incremento de la deuda nacional estadounidense, y la del centro Pompidou en Paris, que contaba los minutos que faltaban para el año 2000. El contador de Nueva York no paraba de subir. El de Paris disminuía. Uno era un plazo, el otra una promesa. El plazo se cumplió (como tenia que ser) pero la promesa no.
Decia Baudrillard que la deuda era un universo paralelo, completamente descentrado e independiente del mundo real, porque las grandes deudas, la de los Estados y de las multinacionales, nunca se paga, se renegocian, se refinancian, se chutean a dos, tres, cinco años, al infinito y más allá. Parece ridículo pero así funciona el mundo, así se construye el ahorro previsional, las pólizas de seguro. Su AFP recoge su cotización, la junta con todas las demás y compra activos en el mercado. Y si usted tiene que jubilarse, las vende.
“If time is counted [si le temps nous est compté], the missing money is beyond counting [au-dela de toute comptabilité]… There will be no judgment day for this virtual bankruptcy…”
Es cierto mientras los acreedores no cobren al mismo tiempo. El problema que el filósofo francés no vio, en el mundo de la levedad posmoderna de aquel entonces, es que las deudas interconectadas entre un país y otro eran una bomba de tiempo. Porque si existe un día del juicio para la bancarrota virtual del sistema: la pérdida de la confianza. Las deudas de un país chico tenían el poder de arrastrar a las de otro más grande. Y así quebraron Tailandia en 1997, Rusia en 1998, Brasil en 1999 y las Punto Com de marzo de 2001. Pero para que estas deudas impagables no reventaran a sus acreedores (los bancos, los fondos de pensión y, finalmente, usted), el principal Banco Central del mundo comenzó a regalar dinero. “Refinancien sus deudas”, decía Alan Greenspan en aquel entonces. Y que siga la fiesta. Era el tiempo de las raves y de la música tecno...
Pero cuando las deudas hipotecarias de EE.UU. fueron insostenibles, siete años después, ya no fue tan fácil sacar conejos del sombrero. Se evitó una corrida bancaria pero se socavo la fe pública. Se ganó tiempo, y ahora el tiempo se acabó. La deuda ya no es el universo paralelo de los tiempos de Beaudrillard, sino un asteroide que se devuelve directo al corazón del sistema. Hay que pagar al menos una parte, pero el chanchito está vacío.
Un sitio de finanzas español ha hecho la colosal tarea de ilustrar quién le debe a quién y cuánto, en un entramado del que dependen los ahorros, las jubilaciones y las pólizas de seguro de cada uno de nosotros. EE.UU., por ejemplo, debe 5 billones de Euros, 1/5 de los cuales esta en poder de inversionistas británicos. Estos, a su vez, deben 3,6 billones, cifra monstruosa para un país que tiene una población significativamente menor. Italia debe 1,2 billones, principalmente a Francia.
El mapa de las deudas tiene el doble mérito de ilustrar el mapa de poder. Alemania y Francia están en un pie relativamente equilibrado porque sus deudas están cruzadas y a un monto similar (el saldo es levemente positivo para Francia).
El tiempo corre contra Europa tal como en la metáfora de Beaudrillard. Y la razón es la siguiente. De los casi 1.200 millones que debe Italia, 307.000 millones vencen el próximo año. Como no los puede pagar, tiene que refinanciarlos. Eso significa que la única manera de pagar un bono, digamos, por100 millones, es emitir otro bono. Pero ahora los mercados ya no confían en Italia y le cobran más por prestarle: Monti y su equipo de tecnócratas de la Universidad Bocconi tendrán que emitir un bono por 110 millones para recaudar 100 y usar la plata para pagar el bono interior. Multiplique ese diferencial de 10 puntos por 3.000 y se hará una idea de cuánto tiene que pagar Italia solo en intereses para seguir funcionando como país.
Y así con España, Portugal, Grecia, Irlanda…
Todo el nivel de vida europeo, el Estado de Bienestar, las vacaciones, las casas de veraneo, la salud y la educación, el caviar y la farándula, se basa en deuda, y por primera vez ese acreedor implacable que es el tiempo ha venido a cobrar lo suyo. Baudrillard tenía razón al señalar que la bancarrota virtual era el discurso implícito de la época. El de ahora es que las pérdidas de los bancos y la bancarrota de los estados es la de los ciudadanos: adiós pensiones, adiós subsidios, adiós museos y festivales de ópera. Por eso muchos están en la calle.
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Estimado Carlos
ResponderEliminarDe todos los eventos cataclísmicos como el y2k, el calendario maya, el asteroide que pasará cerca de la tierra pero no se sabe cuando, el del cambio climático, las armas de destrucción masiva, este es el más creíble de los escenarios que me ha tocado leer.
Es lo que la realidad nos depara de verdad y con certeza. Me acuerdo con relación a los cataclismos que se viene (como para distraer a la gente de la realidad) una película, que no recuerdo su director, pero se llamaba el "club de los mounstruos" donde se reunían semanalmente toda la variopinta muestra de seres que nos producían terror, como vampiros, momias, hombres lobos, jekylls y hyde, etc., donde fue invitado un ser humano, y recibió el premio como el peor mounstruo en la tierra, ya que era el único que la ha producido miseria a otros, ha matado razas y exterminado masivamente a otros, ha dejado caer la bomba atómica, y nos ha traído, como un plus la debacle económica, además del cambio climático y otros terribles horrores, que amenazan la vida humana......insuperable!!!
Si, éste es un cataclismo que se cierne sobre nosotros, tal como la espada del Sr. Damocles. ¿Cómo repelemos esta "monstruosidad"? Sigue estando en nuestras manos...(Sugiero leer "las torres del olvido" de George Turner)
Gracias por esta visión freak (en el buen sentido) y cool de nuestro destino.
Estimado Porteñix, muchas gracias por el comentario. No he visto la peli, pero respecto a la pregunta, supongo que lo único que queda es recuperar la democracia, algo que al parecer está en marcha bajo distintas formas. ¿Qué va más rápido, la entropía del sistema o la conciencia de quienes formamos parte de él? un gran abrazo
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