¿Qué hubiera dicho Borges del affaire? Leí que se refirió a la guerra de Las Malvinas como dos pelados peleándose por una peineta. Lo comenté a propósito de YPF, aunque en este caso el más pelado es España. Una economía de rentas, España, sin agua ni hidrocarburos. Socialistas y populares (España S.A) apostaron por el galeón de Indias y el negocio inmobiliario. Reventada la burbuja se les hunde el estado de bienestar.
Argentina también es un poco calva. Digamos un pelado joven y prematuramente obeso. Una república del G.20 que, en el curso de una generación, cortó toda conexión al financiamiento internacional. Para bien y para mal. Pero Argentina, a diferencia de España, está parada sobre una cuenca hidrográfica, con acuíferos generosos, ganadería y agroindustria. Hablar de seguridad jurídica en Argentina es un eufemismo porque el Estado, cada diez años, se jode a alguien. A los propios argentinos en 2001 y en 1989, o al banco Barings en 1891. Repsol es uno más en una larga lista de víctimas.
¿Qué más represalias tiene que temer Argentina? El verdadero riesgo para Cristina Fernández es no aumentar la producción. Tiene vencimientos por 14.000 millones y un déficit petrolero de 10.000. Y 40.000 en reservas. Seguramente están depositadas en jurisdicción donde Repsol no las puede embargar.
Para España, en cambio, es una cuestión de principios. Y de amor. España y Argentina se quieren y se odian más de lo que desearían. Es algo freudiano. "Esta no es la Argentina querida", dijo Antonio Brufau, CEO de Repsol YPF en rueda de prensa.
No tiene tanto que perder España. El affaire Repsol YPF no cambia su situación frente a los mercados. Sigue siendo parte de los PIGS, por el momento. Además que la famosa certeza jurídica está más que asegurada en América Latina, ¿O realmente creen que Correa expropiará alguna constructora? ¿Ollanta? ¿Pepe Mujica? La película "Naconalización 2" no tiene muchos voluntarios para el casting.
El gallito por YPF ha sido personalizado entre Cristina Fernández y Mariano Rajoy. Incluso el rey de España dicen que tomó un teléfono. Pero la verdad es que la pelea es entre un economista heterodoxo argentino de 41 años, y un funcionario catalán de España S.A., de 64 años, Antonio Brufau.
Dos sistemas discursivos están en choque. Juzgue usted, lector (a).
En Madrid hablan de robo, pero la expropiación es una herramienta legal. La usaron los laboristas británicos en 1945. Mitterrand en 1982. Es cara, financiera y políticamente. Y Cristina Fernández la usó. Pero Brufau sí también tiene un caso legal contra el Estado argentino, porque la expropiación es discriminatoria: es solo contra Repsol, no contra el resto de los accionistas. Y no se hizo con OPA, como ordenan los estatutos. Un decreto ley y, según acusa Brufau, un decreto ley vigente desde el dictador Videla, bastaron para allanar las oficinas y expulsar a los funcionarios.
España es un pelado viejo y Argentina un pelado joven. Un pelado viejo y zorro y un pelado joven que podría envejecer luego. Es como un tío viejo y avaro y un sobrino joven y revoltoso, que no reconoce sus deudas, que todavía sonríe como esas antiguas estrellas del cine italiano.
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