lunes, 5 de septiembre de 2011

Cumbia macroeconómica




“Ey, teacher, voz que me la vendés como ciencia exacta, decíme, ¿cuánto es cero dividido por cero?”

Es la pregunta que usted podría hacerle a un economista con PhD en alguna escuela Ivy League. Al ministro de hacienda, por ejemplo.

Por mi parte, yo no sé si los Wikipedia son un hecho cultural. Creo que sus canciones (La Cumbia Matemática, por ejemplo) son objetos semánticos potentes, capaces de ser leídos de varias maneras. La más evidente es como humorada (“con la geometría se mueve mi tía”). Otra es como dispositivo mnemónico para aprender matemática (“¡menos por menos más!, ¡más por menos, menos!”). La letra y el estribillo se basan en los conceptos básicos del programa escolar, lo que incluso abre la posibilidad de una canción de protesta contra la calidad de la educación. “Si no nos enseñan los teacher, enseñémonos nosotros mismos”, parece decir el singular vocalista de la banda, quien cita sus fuentes mejor que José Joaquín Brunner:

¡Wiki-wiki-wiki-pedia!

Si de cuestiones matemáticas se trata, le propongo echarle una mirada a los ingresos del fisco chileno. Tomemos un año cualquiera. 2009, por ejemplo (plena crisis). Y comprobemos que el Estado recauda 19% del PIB. Un 33% son impuestos directos (rentas de personas y empresas) y un 63% indirectos (mayormente IVA).

Como referencia, lo que pagan personas y empresas en otros países España: 72%; Argentina, 34%%; Brasil, 57%; México, 54% (datos CEPAL).

Y ahora hágase las preguntas. ¿Cómo quiere financiar una mejor educación escolar y universitaria para su país? ¿Pagando $ 2.500 por una cajetilla de cigarros? O elija una combinación no excluyente de tributos a subir. ¿Las contribuciones a los bienes raíces de más de una cierta cantidad de UF? ¿El royalty minero? ¿Los contratos (timbres y estampillas), el combustible? Súmele (sobre todo) impuesto a la renta. ¿Personsa o empresas? Póngale los números que usted quiera y pídale a su economista más cercano que se los calcule. Pídale que maximice la recaudación y minimice el costo, especialmente las externalidades macro: que no tumbe el dólar, que no obligue a subir tasas, que no caliente mucho la economía ni tampoco la deprima.

Pidámosle entonces al ministro de hacienda que haga los cálculos y den una respuesta seria. De lo contrario tendremos que pedirles a Los Wikipedia que nos canten La Cumbia Macroeconómica:

Si querés pasarla mal, ¡subí los intereses!
Si querés seguir bailando, ¡dale al gasto fiscal!
Si querés emoción, ¡tolerá la inflación!


“Ey, teacher, voz que me la vendés como ciencia exacta, decíme, ¿cuánto es cero dividido por cero? Ya nos dimos cuenta que el infinito es un ocho acostado, gil”.

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