miércoles, 19 de mayo de 2010

El Petróleo de Macondo

La plataforma petrolera que ha derramado una gigantesca masa negra de aceite en el Golfo de México forma parte del llamado Prospecto Macondo. Me acabo de enterar. A algún gringo lector de García Márquez se le habrá ocurrido bautizar así este pozo de riqueza, hoy desastre ambiental.

Dicen que es usual en la industria usar estos códigos para conservar el secreto durante la etapa de negociación, cuando corre la plata oscura. Sea como sea, se trata de un realismo sin nada de mágico, que se suma a otros.

Pronto serán transgénicas la mayor parte de la fruta fresca y de la proteína que consume la humanidad. Interrumpiendo la sexualidad de plantas y animales, la ingeniería genética ha creado nuevas variedades, más rentables, mejor transportables por las cadenas de frío de las multinacionales. Pronto llegaremos a un punto sin retorno de la huella de carbono. Pronto tendremos acción.

La economía planetaria descansa sobre dos procesos básicos: uno que ocurrió hace millones de años, y otro que ocurre todos los días. La formación de los minerales y la fotosíntesis.

Todos nuestros combustibles y materias primas minerales se extraen de mantos subterráneos, que se formaron en otras edades geológicas de la actividad volcánica y la fosilización de zooplancton y biomasa prehistórica: el cobre chileno, el petróleo de Macondo.

La fotosíntesis, en cambio, es un proceso continuo, cotidiano, omnipresente (incluso en los desiertos). El resultado de la fotosíntesis es azúcar, fructosa, lactosa, son los duraznos que comemos, el vino que tomamos. ¿Cómo nació y dónde es la gran pregunta? Algunos científicos creen que es la respuesta a la crisis energética.

Mientras tanto el petróleo derramado desde Macondo cubre una superficie de casi 6.500 km2 (algo así como toda la VI Región)… Y justo el momento en que miles de pájaros migratorios vuelan sobre el área: algunos van desde Alaska hasta la Patagonia. También hay tortugas de Kemp, ballenas, delfines, garzas y garcetas, pelícanos… Camarones y una rica fauna bentónica, la materia prima de la famosa comida cajun.

3 comentarios:

  1. The March of Folly, de Barbara Tuchman... No hay conspiración, nuestra propia estupidez nos sabotea segundo a segundo. Transnacionales y operadores financieros se creen listos por las utilidades que generan, pero no reparan que los dólares no se los podrán llevar al cementerio. Aprender a morir, prepararse para un buen morir, es la clave que puede resolver esta crisis y´es también el método que nos ayudará a vivir con algo de ascetismo, sin dejar imborrables huellas de carbono. Pero claro, enseñar a morir es antipático, impopular, poco "optimista" y lo peor, intragable para el progresismo mefistofélico al uso en nuestros días.

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  2. ¿Qué tal APRENDER A VIVIR sin dejar imborrables "huellas de carbono" y y manteniendo a raya "la huella del agua"?. En este proceso quizás también lograríamos como consecuencia, aprender a morir en paz.

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  3. ¿Está medio enojado con el progresismo Zurdo?

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